Después del cambio de año y la festividad de los Reyes Magos, el mes de enero en la provincia de Huesca está plagado de fechas importancias que conmemoran a diferentes santos. En muchas de ellas, el fuego está presente como elemento para mostrar la devoción de los habitantes de diferentes municipios. El simbolismo reside en que calienta los hogares, purifica las almas, protege contra los maleficios y trae la bendición a personas, animales y cosechas.
Los pueblos que escogieron como patrón a San Sebastián (20 de enero) como Alquézar, Grañén o Linás de Broto lo hicieron para que les librara de las pestes que tuvo el territorio. La hoguera más famosa es la de Aínsa, que además de en honor a San Sebastián la encienden sus vecinos para venerar a San Victorián (11 de enero) y a San Antonio Abad (17 de enero). Es conocida como la hoguera de los Santos Barbudos, ya que los tres llevaban una poblada barba.
San Antonio Abad, patrón de los animales de pie redondo, es muy venerado en el territorio oscense, sobre todo entre los campesinos. En Tamarite existía la figura del ‘Rey de la espada’. Un mozo se vestía de rey e iba por el municipio sobre una mula recogiendo tortas en las casas que tuvieran animales de pie redondo. En Zaidín se conserva una romería al santuario tras la que se reparte torta y vino. Por su parte, en la comarca de la Ribagorza se organiza la pliega, recogiéndose comida por las casas que será subastada y los beneficios irán destinados a las necesidades de la parroquia. En las afueras de pueblos del Sobrarbe como Escalona, San Juan de Plan o Laspuña se realizan las esquiladas con cencerros.
Antes de la celebración de San Sebastián el 20 de enero, hay en el calendario oscense de tradiciones del mes otras fechas reseñables. Es el caso de los langostos de San Beturián, en Abizanda. El domingo siguiente al día de Reyes, los vecinos de esta localidad extienden un mantel blanco en el suelo y colocan una torta por cada casa del pueblo junto a porrones de vino. Esperan a que pequeños insectos, similares a los saltamontes, entren en el mantel, ya que la tradición cuenta que el color predominante describirá cómo será la cosecha. Si son oscuros, será abundante en vino mientras que si son mayoría de verdes, lo será en aceite y si son claros, de cereales.
San Vicente se celebra conforme va avanzando el mes (22 de enero) en Huesca capital, lugar en el que se cree que nació y donde hay un relicario de plata con un trozo de hueso del santo que se venera ese día, y en otros municipios oscenses como Albelda, Esplús, Yésero, Larués y Sasa del Abadiado. Es la última fecha que demuestra que las tradiciones están muy arraigadas en la magia de Huesca.
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